martes, 30 de abril de 2013

Resumen el principe


EL PRINCIPE
(Nicolas Maquiavelo)
IDEA PRINCIPAL
En 1513, el escritor italiano Nicolás Maquiavelo, motivado por la acusación que recaía sobre él vinculada a una supuesta conspiración contra los Médici, una poderosa familia florentina que lo había despojado de sus cargos públicos, elaboró un tratado de doctrina política que fue publicado en 1532 bajo el título de “El príncipe”.
A través de este texto que ideó y construyó durante su exilio en su finca de San Casciano, el autor intenta ofrecer, valiéndose de ejemplos históricos, diversas estrategias para adquirir, mantener y fortalecer el gobierno de una ciudad o región.
Gracias a la temática elegida y a la excelencia con el que fue desarrollado este manual que enseña a ejercer el poder, esta obra consiguió destacarse y, a pesar de haber recibido críticas, logró trascender a través del tiempo y las fronteras. Aún hoy, después de varios siglos de existencia, “El príncipe” mantiene intacta su capacidad de cautivar a los amantes de la lectura.
Desde el punto de vista de Maquiavelo, por ejemplo, quien gobierna no debe ser flexible en ningún sentido y hasta tiene derecho a desarrollar una conducta indigna desde la perspectiva moral con el fin de preservar el bien del Estado. En este sentido, el creador de “El príncipe” sostiene que, en casos extremos, se pueden tomar medidas violentas para garantizar el bienestar de todos.
Por otra parte, aconseja combinar la fuerza bruta con inteligencia para garantizar, de esta forma, el poder frente al resto de los hombres. Para perpetuar esta superioridad, considera Maquiavelo, el gobernante deberá actuar como un individuo sin escrúpulos capaz de manipular al pueblo.
“Quien ayuda a otro a hacerse poderoso teje su propia ruina porque es natural que, quien se ha vuelto poderoso, sospeche de la misma destreza y fuerza en virtud de las cuales ha adquirido dicho poder”, es otra de las reflexiones que puede leerse en las primeras páginas de este libro.
ANALOGIA CON LA REALIDAD BOLIVIANA
En el ámbito boliviano se tomó en cuenta el Coronado con el ‘chuku’, un gorro de cuatro puntas que simboliza el poder en los cuatro puntos cardinales y ostentando el báculo de mando, el aymara Evo Morales fue entronizado como un emperador tiwanakota. De estreno con el ‘unku’, réplica de una túnica ceremonial usada diez siglos atrás por los sacerdotes, astrónomos y miembros de la dinastía que gobernaba el estadio imperial de Tiwanaku, recorrió la pirámide de Akapana. Desde la monumental pirámide, el líder aymara caminó hasta el templo de Kalasasaya, donde depositó el báculo, réplica de uno de los que sostiene el sacerdote Inti ubicado en la Puerta del Sol. La emblemática Puerta del Sol fue el escenario elegido por Morales para proclamar el inicio de la liberación de los indigenas.
En su obra El Príncipe, Maquiavelo ofrece numerosos consejos a los dirigentes políticos. Veamos qué dice Maquiavelo a un nuevo príncipe como Morales: el príncipe nuevo, por principio de cuentas, ofende a los que ha desalojado. Cuenta con la enemistad fervorosa del viejo orden, sobre todo cuando de verdad es incapaz de renovar y mejorar el poder en un nuevo clima democrático. El nuevo príncipe, amén de contar con la enemistad del principado anterior, no puede satisfacer a todos los amigos, no puede darles todo lo que le piden.
Maquiavelo le dice al nuevo príncipe: “Tú tienes como enemigos a cuantos has ofendido al ocupar el principado y pierdes también a los amigos que te ayudaron a adquirirlo, al no poder satisfacerlos en la manera que ellos desean”. Y le advierte: “No hay nada más difícil de planificar, más dudoso de que tenga éxito, ni más peligroso de manejar, que la creación de un nuevo sistema. El iniciador tiene la enemistad de todos los que se beneficiarían con la preservación de las viejas instituciones y sólo tibios defensores en los que obtendrían alguna ganancia con las nuevas”. Resultado: la incredulidad pesa sobre las acciones del príncipe nuevo. La censura cae sobre su ausencia de acciones. La falta de experiencia lastra y desprestigia muy pronto al nuevo príncipe.
La actualidad de Maquiavelo lo demuestra su funesto aserto: el primer error del príncipe nuevo es siempre su gabinete ministerial. “El primer juicio que nos formamos de un príncipe es a partir del examen de los hombres que tiene a su alrededor. Un príncipe prudente elige hombres sensatos...”, recomienda en El Príncipe. Un bruto es peor que un malo porque el malo suele tener remedio. Se ha  conocido a muchos malos que se han hecho buenos, pero no se ha  conocido a ningún bruto que se haya hecho inteligente. Pero más allá de este primer error –fatal para Maquiavelo–, el ‘príncipe de la política’ le advierte al príncipe nuevo de un segundo error: un príncipe que no respete el Ejército, que no se preocupe del arte de la guerra, aparte de las calamidades que le pueden acaecer, jamás podrá ser apreciado por sus soldados ni tampoco fiarse de ellos.
¿Qué lección deja, finalmente, para Evo Morales, el gran pensador florentino? Maquiavelo repite casi obsesivamente que la primera obligación profesional del nuevo príncipe es desprenderse cuanto antes de aquéllos que lo encumbraron. Dependiente de sus patrocinadores políticos al comenzar su gestión, le urge al nuevo príncipe emanciparse de ellos porque, de otro modo, nunca ejercerá el poder. Un nuevo príncipe no puede ni debe mantener fidelidad en las promesas, cuando tal fidelidad redunda en perjuicio propio, y cuando las razones que la hicieron prometer ya no existen. Para liberarse de los patrocinadores, Maquiavelo le aconseja al nuevo príncipe dos operaciones: buscar nuevos aliados que le deban su posición a él y no a la inversa, y apoyarse en el pueblo

MARCO TEORICO
El acometer la redacción de un trabajo sobre una personalidad como la de Maquiavelo plantea siempre serios interrogantes, de los cuales el principal es el del enfoque que se le va a dar al susodicho trabajo. Este tema del enfoque es especial-mente problemático en el caso del autor que nos ocupa, por cuanto que Maquiavelo, aun siendo un hombre típico del Renacimiento italiano, es a su manera ‘atípico’ en su época dentro de su especialidad, la ‘teoría política’. Podríamos incluso decir que Maquiavelo se adelanta a su época en cuanto a ideas políticas se refiere, influyendo directa o indirectamente a cuantos después de él se dedicaron a estos menesteres, tanto teóricamente como en la práctica. Ahí radica precisamente el problema que decíamos: la personalidad y el pensamiento de Maquiavelo son lo suficientemente complejos y sugerentes para que no baste con exponer sus ideas en relación con su momento histórico concreto, sino que hay que referirse constantemente a la época actual para constatar la posible vigencia de sus opiniones en materia política. Y por ello es complicado decidir qué enfoque darle a nuestro estudio: desde la actualidad o centrándonos en el propio tiempo del autor que analizamos.
Ya de por sí el Renacimiento es una época conflictiva; se trata de un período de crisis y significa el tránsito del feudalismo medieval a las monarquías absolutas. En ese sentido todos los pensadores renacentistas son en sus producciones testigos más o menos conscientes de los cambios que se estaban realizando a nivel estructural. Para Jerez Mir (filósofo español) , el ‘humanismo’ no es más que el órgano de expresión intelectual de la gran burguesía, que comenzaba entonces a tener importancia social (auge de la banca: los nobles necesitaban dinero para sus aventuras bélicas) ; así dice:
“El humanista puede que se sueñe libre en muchas ocasiones, que alardee de su independencia, pero, en definitiva, depende del mecenazgo de la aristocracia económica y, por tanto, su posición ideológica, por muy progresiva que alcance a ser, no lo será en tal grado que se transforme en revolucionaria. Las ondas expansivas del movimiento humano, sus imágenes, estarán siempre muy calculadas”.
Siguiendo en esta línea de razonamiento, considera Jerez Mir sintomático el uso del latín como medio de expresión por la casi totalidad de los intelectuales renacentistas; indica un indudable afán humanista por monopolizar una cultura elitista. En ese sentido la teoría política de Maquivelo constituiría la justificación filosófica del régimen político bajo el que había consolidado sus cimientos la sociedad señorial: el absolutismo incipiente. Antonio Gramsci (teórico marxista, político y periodista italiano.),  opina de manera similar. Para él (uno de los pensadores actuales más influidos por los puntos de vista maquiavelianos), como marxista que es, las ideas dominantes en una época histórica son las ideas de la correspondiente clase dominante. Por tanto, y ya refiriéndonos concretamente a la historia de Italia, hace una clara distinción entre Dante y Maquiavelo; opina que “… Dante cierra la Edad Media (una fase de la edad Media), mientras que Maquiavelo indica que una fase del mundo moderno ha conseguido ya elaborar sus problemas y las correspondientes soluciones de un modo muy claro y profundo”. Considera Gramsci inútil tratar de establecer una conexión entre ambos autores, “… y aún menos entre el Estado moderno y el Imperio medieval”, y puntualiza:
“El intento de descubrir una conexión genética entre las manifestaciones intelectuales de las clases cultas italianas de las varias épocas constituye en realidad la ‘retórica’ nacional: la historia real se sustituye por las larvas de la historia (… no tiene significación científica… Es un elemento político; o menos aún, un elemento secundario y subordinado de organización política e ideológica de pequeños grupos que luchan por la hegemonía cultural y política)”.
Maquiavelo, indudablemente, fue un adelantado para su época. El Estado moder-no a que Gramsci se refiere no existía aun cuando nuestro autor escribió ‘El Príncipe’ y los ‘Discursos sobre la primera década de Tito Livio’ , comenzaría a hacerse realidad en una época posterior. Pero, como dice Jean-Jacques Chevallier (Frances, profesor, jurista e historiador del siglo XX) en el prólogo a ‘Los grandes textos políticos’, “… la historia está jalonada no sólo por los grandes acontecimientos, sino también por ciertas grandes obras políticas, que más de una vez, a más o menos largo plazo, han contribuido a la preparación de estos acontecimientos”. Por ello divide la historia desde el Renacimiento a nuestros días en 4 grandes períodos que citamos a continuación:
a) Marcha de los grandes Estados modernos hacia el absolutismo monárquico
b) Arranque y progresos de la reacción contra la monarquía absoluta
c) Consecuencias inmediatas de la Revolución Francesa
d) Socialismo y nacionalismo.
En cada uno de estos períodos detecta Chevallier diversas obras de teoría política, muchas veces publicadas antes de iniciarse la fase respectiva. Así, en la primera de ellas (que es la que nos interesa), referida a la génesis y consolidación del absolutismo monárquico, incluye ‘La república’, de Bodin, el ‘Leviathan’, de Hobbes, la ‘Política sacada de la Santa Escritura’, de Bossuet y, por supuesto, el ‘Príncipe’, de Maquiavelo.
Decíamos al principio que Maquiavelo, dentro del Renacimiento italiano, es un pensador ‘atípico’. Y, efectivamente, lo es en el sentido de que, según alguno autores y como veremos más adelante, no está clara en absoluto su predilección por la monarquía absoluta, y se le nota muchas veces (en los ‘Discursos sobre la 1ª Década de Tito Livio’, sobre todo) inclinarse más hacia un régimen de tipo republicano, defendiendo el absolutismo más por razones prácticas, circunstanciales, que por otra cosa. Como dice Henri Dénis (historiador francés “pensamiento económico”), en el campo de las ideas políticas, el Renacimiento está especialmente influido por el epicureísmo y estoicismo. La teoría aristotélica del Estado como ser ‘natural’ va siendo progresivamente abandonada a favor de la teoría epicúrea del contrato social. Pera expresarlo en términos gramscianos, el poder del Estado comienza a basarse en el consenso que sostendría la hegemonía de la clase dominante. Ahora bien; se trata de una época –no lo olvidemos- de crisis y de luchas entre facciones, por lo cual “… el entendimiento entre los hombres es precario y éstos tratan constantemente de romperlo”. De ahí que Maquiavelo abogue por un gobierno fuerte y sin escrúpulos morales.
Por lo tanto, aunque Maquiavelo a todas luces es de ideas republicanas, no las considera viables en aquel momento histórico: cuando los hombres están corrompidos, es imposible mantener o establecer un régimen republicano. Esto, según Abbagnano, denota la seriedad en política de Maquiavelo y no lo define precisamente como un teórico de la superioridad del absolutismo monárquico. Pero, como veíamos anteriormente, una cosa es lo que un autor en una determinada época pretenda defender, y otra muy distinta lo que verdaderamente defiende, consciente o inconscientemente. Volviendo a Jerez Mir, diremos en resumen que el pensamiento de Maquiavelo es una reproducción teórica de la dialéctica concreta de los intereses en pugna en la Europa de su tiempo. Por eso su ‘príncipe’ ideal se mostrará independiente de los criterios morales del cristianismo y de todo tipo de prejuicios éticos o religiosos; egoísmo, fuerza y astucia serán las virtudes principales de un tal individuo.
En este trabajo, como indica su título, se trata de ver las relaciones que el pensamiento político de Maquiavelo pueda tener con el de la actualidad. Empezaremos, pues, ayudándonos del análisis de la obra de Maquiavelo por Quentin Skinner, por exponer el contenido del ‘Príncipe’ y su influencia en el pensamiento de Gramsci. Luego daremos un repaso a otras obras de Maquiavelo (los ‘Discursos’ mayormente), haciendo igualmente hincapié en sus implicaciones actuales. Intentaremos así dar un significado más concreto y menos negativo al término ‘maquiavelismo’, de tan triste memoria.

CONCLUSION

En el príncipe se utiliza la frase "el fin justifica los medios", donde no importa la moral o la ética para lograr el objetivo, todos los actos están justificados por el fin que se pretende lograr. Es esta una de las razones por las que se ha criticado tanto a Maquiavelo, y por otros es alabado, por esa aparente falta de ética y de moral. El éxito del gobernante se podía de lograr de cualquier manera y estaba justificado, incluyendo la traición, la intriga y el asesinato. El gobernante "no debe preocuparse de la fama de cruel cuando la crueldad se necesita para mantener la unión y la obediencia de sus súbditos”; Y acerca de guardar la palabra dada, menciona que le gobernante no está obligado a cumplirlo cuando fuera en contra de sus intereses o hubieran cambiado las circunstancias en que prometió; en conclusión podemos decir que un gobernante, debe actuar en contra de sus creencias, contra la caridad, contra lo humano, Lo importante para Maquiavelo, como después para Nietzsche, era lo que llamaba virtud, algo como lo eficaz, ajeno a la moral.
El valor de ser, y ser sutil, y saber gobernar con mano de hierro en guante de terciopelo, y ser inocente como paloma y astuto como serpiente, chica, yo admiro a Maquiavelo pero no es para tanto

BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Nacido en Florencia en 1469, fue jurista, diplomático, político y escritor. Desempeña diversas embajadas hasta 1512 cuando con el regreso de los Médici al señorío de la ciudad, comienza una época de persecuciones contra él, que terminan en encarcelamiento (lo que intensifica su obra), tormento y destierro por sospecha de conspiración política. Un año después, en el retiro escribe “El Príncipe”.

Maquiavelo vivió algún tiempo en la corte del duque Valentinois, y en ella pudo ver muchos hechos y actitudes que aprovecho para la composición de su libro.

Es autor además de Discursos sobre las Décadas de Tito Libio, Anales de Italia, Vida de Castruccio, Arte de la Guerra, Historia de Florencia (inconclusa), La Mandrágora (comedia), Clizia (comedia), Comedia en prosa (sin título), Belfegor (nov
ela).